Septiembre. Por fin ponemos en marcha el huerto escolar.

Con el anuncio del confinamiento por la pandemia mundial el huerto escolar se quedó solo, sin compañía, sin nadie que pudiera realizar tareas en él.

Las hortalizas se quedaron sin recoger y las malas hierbas camparon a sus anchas inundando todo el espacio.

Después del verano llegó la hora de comenzar un nuevo curso (2020-2021) y la imagen con la que nos tropezamos fue desoladora. El huerto escolar, nuestro querido huerto, tenía un aspecto muy diferente. No parecía el mismo que habíamos dejado unos meses atrás. Estaba totalmente lleno de hierbas y las hortalizas se habían estropeado con el paso del tiempo.

Además, no pudimos realizar esta actividad que tanto nos gusta, ya que había que mantener unas medidas higiénicas y seguras durante todo el tiempo escolar y que hacía inadecuada la realización de esta actividad.

De esta manera pasó el curso pasado y este curso, aunque seguimos manteniendo unas medidas parecidas (aunque un poco más suaves) se ha decidido dar el paso y retomar por fin esta tarea.

Y así empezamos en septiembre, después de un curso y medio, con la labor de poner otra vez en marcha el huerto. La tarea no fue nada fácil y para estos primeros trabajos pudimos contar con la ayuda del alumnado de 6º.

Lo primero que se hizo fue entrar en el huerto con las herramientas adecuadas y realizar tareas de limpieza, quitar hierbas y restos de las viejas hortalizas, hojas secas y ramas de los árboles cercanos. Todos estos despojos se depositaron en varios contenedores.